La escena de los espejos de «La dama de Shanghai» de Orson Welles es una de mis secuencias favoritas de la historia del cine. Esta película de 1947 es un clásico del cine negro, protagonizado por el propio Welles y su entonces esposa Rita Hayworth. La trama gira en torno a un marinero que se ve envuelto en una intriga criminal por culpa de una mujer fatal.
La escena final tiene lugar en una casa de los horrores, donde el marinero y la mujer se enfrentan a tiros entre un laberinto de espejos. Es una escena magistral, que juega con la ilusión, la confusión y la traición. Los espejos reflejan múltiples imágenes de los personajes, que no saben dónde está el otro ni quién es el verdadero. La cámara se mueve con agilidad y crea un efecto hipnótico y vertiginoso. La música también contribuye a crear una atmósfera de tensión y suspense.
La escena final de los espejos es una metáfora de la relación entre los protagonistas, que se han mentido y engañado durante toda la película. Los espejos representan la falsedad, la duplicidad y la falta de identidad. Al final, el marinero logra disparar a la mujer, pero ella le dice que nunca lo amó y que solo lo usó. Él le responde que tampoco la amó y que solo fue un juego. Ambos se miran en los espejos rotos y se dan cuenta de que no se conocen ni se quieren.
En la célebre secuencia final de La dama de Shanghai, se crea un espacio ambiguo en el que el espectador se sumerge como uno más de los tiburones que se están devorando, recibiendo incluso un disparo de Elsa, que mira hacia la cámara.
Esta ambigüedad se consigue gracias a los espejos; que no nos permiten identificar a las figuras reales entre tantas repeticiones, a la repetición de imágenes desde distintos ángulos, a la superposición de imágenes de distintos personajes a distintos tamaños, a las líneas de los cristales rotos y al camuflaje de los personajes con el fondo completamente oscuro.
Se crea así una atmósfera absolutamente asfixiante, perdiéndonos también en el laberinto de espejos en una de las secuencias más reconocibles de La dama de Shanghai (disponible en Prime Video) y de la historia del cine.